Esta imagen corresponde al espía identificado en el artículo como DNT. Al momento de la publicación su nombre permanecía en el anonimato.
Ian Cobain
Jueves 8 diciembre 2016 15.36 GMT
Una importante empresa de inteligencia corporativa infiltró la campaña mundial para prohibir el asbesto en una sofisticada y extensa campaña de espionaje, ha dicho un tribunal de Londres.
Durante un período de cuatro años, se informó a la corte, un espía que trabajaba para «K2 Intelligence Ltd» se disfrazó como un documentalista amigable, con el fin de reunir una masa importante de material sensible sobre las figuras principales de la campaña anti asbestos, sus métodos, financiación y planes futuros.
«K2» estaba, a su vez, pasando la información a su cliente, una corporación sin nombre hasta ahora, ubicada fuera del Reino Unido, que tiene intereses en la industria del asbesto.
El lunes, el tribunal ordenó a «K2» identificar a su cliente, aunque el nombre del espía – que fue pagado con más de £ 460.000 en sueldos y gastos – sigue siendo un secreto. En una declaración como testigo ante el tribunal, el espía -en la actualidad identificado con el seudónimo de «DNT», por orden de la corte superior- dijo que «K2» le había pagado 336.015 libras esterlinas y que había recibido £ 130.430 en gastos.
Aunque los riesgos para la salud asociados con la exposición al asbesto han sido conocidos desde hace generaciones, y su uso está prohibido en el Reino Unido y en la UE desde 1999, el uso del mineral conocido como crisotilo o asbesto blanco sigue siendo permitido en la mayoría de los países.
Los principales productores son Rusia, China, Brasil y Kazajstán, y los principales importadores son Tailandia y Vietnam.
Una red mundial de activistas, abogados y médicos que están haciendo campaña para una prohibición completa de la exportación del asbesto crisotilo, han acusado a la industria del asbesto de ejecutar campañas de desinformación y soborno a funcionarios del gobierno, y acosar, vilipendiar e intimidar a sus críticos.
En un caso que puede arrojar nueva luz sobre las actividades y métodos de las empresas de inteligencia corporativa, dos activistas y un abogado que asesoró a la campaña contra el asbesto reclaman daños agravados por parte de «DNT», de «K2» y de su director gerente con sede en Londres, Matteo Bigazzi.
«K2» argumenta que la cantidad de información confidencial que se recopiló, fue pequeña y que el propósito de su investigación no era publicar la información, sino entender mejor el funcionamiento de la campaña contra el asbesto.
«K2» fue fundada por Jules Kroll, una figura destacada en la industria de la inteligencia corporativa, y está dirigida por su hijo y cofundador, Jeremy.
Los demandantes alegan violación de confianza, uso indebido de información privada y violación de la Ley de Protección de Datos.
También se solicitan daños a «DNT», el hombre acusado de espiarlos. Se le ha concedido el anonimato, porque el tribunal ha entendido que él también está preocupado por el «comportamiento intimidatorio» de la industria del asbesto.
La corte se enteró de que Laurie Kazan Allen, la coordinadora de la Secretaría Internacional de «Ban Asbestos» (IBAS), dijo que fue abordada en 2012 por «DNT», quien se presentó como periodista y cineasta, afirmando planear un documental sobre los peligros del asbesto.
A través de Allen, se puso en contacto con otros activistas, incluso en Tailandia, a donde asistió a una conferencia como delegado.
«Creían que estaban hablando con un periodista», dijo Guy Vassall-Adams, QC, para los demandantes, al tribunal. «Fue una mentira. No era un periodista, era un espía”.
El «IBAS» se enteró de las verdaderas intenciones de «DNT», después de recibir una denuncia de otra ONG con la que se había involucrado, ha escuchado el tribunal.
Entre los materiales que «DNT» se ha visto obligado a entregar a los abogados de los demandantes, desde que iniciaron los procedimientos, es un documento de estrategia en el que estableció un plan, denominado «Proyecto Spring», para infiltrarse en la red.
El tribunal ha escuchado que el documento fue escrito para Bigazzi, a quien Vassall-Adams describió como el «manipulador» de «DNT».
En el documento, «DNT» escribió que había decidido acercarse a una revista llamada «Hazards» (Peligros), sabiendo que los miembros de su personal probablemente lo pondrían en contacto con el «IBAS».
«Si usted lee el sitio web del «IBAS», detecta muy rápidamente un grado de paranoia (justificada) sobre las tácticas de auxilio desplegadas por la industria del asbesto para socavar y acosar a sus críticos», escribió. «Si llego con una tarjeta de visita hecha a medida, ¿No podrá parecer demasiado buena para ser verdad?»
«DNT» agregó: «Estoy seguro de que puedo entrar en este mundo con relativa facilidad y con un alto nivel de legitimidad y credibilidad».
Los abogados de los reclamantes alegan que «DNT» comunicó información confidencial a Bigazzi, no enviándole correos electrónicos, sino guardando correos electrónicos como borradores, en una cuenta a la que ambos tenían acceso.
Algunos detalles de las actividades de «DNT» que han surgido en la audiencia pública, no pueden ser reportados. El juez Laing emitió una orden, en virtud de la Ley de desacato a la corte, alegando que estos detalles estarán consignados en un documento que tanto los reclamantes como los acusados han acordado que deben seguir siendo confidenciales.
De acuerdo con un testimonio presentado ante el tribunal por Richard Meeran, el abogado de los demandantes, del bufete «Leigh Day», una vez que «DNT» se había infiltrado en la red mundial, se dirigió a la Organización Mundial de la Salud y agencias de las Naciones Unidas, que tienen mandatos sobre el asbesto.
También pudo viajar a Tailandia, donde reunió información sobre los planes de ese país para prohibir el asbesto, incluyendo «una cantidad extraordinaria de información confidencial y delicada, sobre las divisiones internas entre los diferentes ministerios, sobre la conveniencia y la probabilidad de una prohibición», y el trabajo de los opositores locales al asbesto.
«DNT» ha entregado a los abogados de los reclamantes 35.000 documentos, que reunió en el curso de los cuatro años.
A pesar de los pagos que «DNT» recibía de «K2», Allen alega que la persuadió de que le diera £ 6,530, sobre la base de que no tenía otros ingresos.
Las hojas de tiempo que «DNT» presentó a «K2», muestran que cuando Allen fue tratada en el hospital, después de un ataque al corazón, hizo una reclamación por el tiempo dedicado a escribirle una carta a su marido.
La declaración de Meeran, dice que Allen quedó devastada, al descubrir que había sido traicionada por «DNT». «Ha pasado por sentimientos de negación, confusión, indignación emocional, trastorno emocional, angustia, sorpresa, angustia y ansiedad. Ella cuestiona la validez del trabajo que ha hecho durante los últimos cuatro años, y el valor del trabajo de su vida.
«Ha dicho que se siente como la víctima de un ataque íntimo, agresivo, invasor. Ha tenido problemas para dormir y sufre una inmensa vergüenza por verse atrapada por «DNT» y por «K2»».
Desmond Browne, QC, de «K2», dijo a la corte que los activistas contra el asbesto también podrían ser despiadados, y han sido culpables de campañas de intimidación y de daños criminales. Dijo que era necesario «contrarrestar la impresión de que se trata de un enfrentamiento entre la virtud, que ellos [los demandantes] representan, y el vicio, que representan los acusados».
Hubo diferencias muy significativas entre el crisotilo y otras formas de asbesto, dijo Browne.
De los 35.000 documentos reunidos por «DNT», sólo 650 habían sido pasados a «K2», Browne agregó, y estos habían conformado 20 informes de inteligencia, que fueron entregados al cliente.
El lunes, el tribunal ordenó a «K2» identificar a su cliente en el extranjero, a los reclamantes. La empresa había argumentado que no debería estar obligada a hacerlo. Se espera que los abogados de «K2» pidan que se le conceda el anonimato, si también se enfrenta a una acción legal.
El caso ha sido aplazado hasta enero.
Investigación original publicada en:
Traducción al español de Francisco Báez Baquet.