El asbesto se comenzó a minar y a usar comercialmente en América del Norte a finales del siglo XIX. Su uso aumentó considerablemente durante la Segunda Guerra Mundial (3, 4). Desde ese entonces, el asbesto se ha usado en muchas industrias. Por ejemplo, se ha usado en la industria de la construcción y edificación para reforzar el cemento y los plásticos, así como aislante, en material para techos, material incombustible y para absorber el sonido. La industria de la construcción naval ha usado el asbesto para aislar calderas, tuberías de vapor y tuberías de agua caliente. La industria automotriz usa el asbesto en las zapatas de los frenos y en los discos de embrague de vehículos. El asbesto se ha usado también en las losetas de techos y de pisos; en pinturas, revestimientos y adhesivos, y en los plásticos. Además, el asbesto se ha encontrado en productos de jardinería que contienen vermiculita y en algunos lápices de colores que contienen talco.
A fines de los años 70, la Comisión de Seguridad de los Productos para el Consumidor de EE. UU. (U.S. Consumer Product Safety Commission, CPSC) prohibió el uso del asbesto en los compuestos para la reparación de tablaroca o cartón-yeso y en chimeneas de gas porque las fibras de estos productos podían escaparse al ambiente durante el uso. Además, en 1979, los fabricantes de secadoras de pelo eléctricas dejaron voluntariamente de usar el asbesto en sus productos. En 1989, la Oficina de Protección Ambiental de los Estados Unidos (U.S. Environmental Protection Agency, EPA), prohibió todo uso nuevo del asbesto; sin embargo, los usos establecidos antes de 1989 aún se permiten. La EPA estableció también normas que requieren que las escuelas inspeccionen los edificios para la presencia de asbesto dañado y para eliminar o reducir la exposición de los ocupantes mediante el retiro o el sellado del asbesto (2).
En junio de 2000, la CPSC concluyó que el riesgo de la exposición de los niños a las fibras de asbesto en los lápices de colores era muy bajo (1). Sin embargo, los fabricantes estadounidenses de estos lápices acordaron eliminar el talco de sus productos.
En agosto de 2000, la EPA llevó a cabo una serie de pruebas para evaluar el riesgo de los consumidores con relación a los efectos perjudiciales para la salud asociados con la exposición a la vermiculita contaminada con asbesto. La EPA concluyó que la exposición al asbesto que se encuentra en algunos productos de vermiculita representa solo un riesgo mínimo para la salud. La EPA recomendó que los consumidores reduzcan el riesgo bajo asociado con el uso ocasional de vermiculita durante actividades de jardinería al limitar la cantidad de polvo producido durante su uso. Específicamente, la EPA sugirió que los consumidores usen vermiculita en el exterior o en un lugar bien ventilado; que mantengan la vermiculita húmeda cuando la usen; que eviten que el polvo de vermiculita se lleve a casa en la ropa; y que usen tierra ya mezclada para plantar, la cual es menos probable que produzca polvo (2).
Las normas descritas arriba y otras acciones, junto con la preocupación generalizada sobre los peligros que representa el asbesto para la salud han llevado a una reducción importante en el uso anual del asbesto en los Estados Unidos. El consumo nacional de asbesto llegó a 803 000 toneladas métricas en 1973, pero bajó a casi 2400 toneladas métricas para el año 2005 (3, 5).